Mi experiencia en el abandono paterno, se convirtió en un duelo crónico por falta de herramientas y sostén emocional a lo largo de mi vida.
El abandono paterno, en mi caso, desencadenó en traumas y creencias mal gestionadas por adultos que no sabían ni gestionar sus propias emociones. No debo reprochar nada a nadie, ya que cada uno hizo lo que pudo por mantenerse en pie. Esto es algo que aprendí con el tiempo. Siempre buscamos un culpable, un responsable de los problemas que van surgiendo en la vida, los comportamientos inapropiados, etc.. Justificas todo recriminando a los demás la responsabilidad de tus problemas.
Si a un niño no le explicas nada de lo sucedido y no le escuchas, empieza a desarrollar sus propias teorías de lo sucedido. Por eso es importante saber, que un niño lo que necesita es sentirse querido y contenido desde el amor. Cuando el niño no tiene esta contención, creé únicamente lo que su mente está diciendo, provocando un sin fin de inseguridades y traumas.
El niño que ha sido abandonado, como en mi caso por su papá, necesita que se le explique y que entienda que no ha sido por su culpa, necesita que se le escuche y se le contesten las preguntas que pueda tener con respeto y sinceridad. Se le tiene que tener en cuenta y se le deja unos tiempos de asimilación. Si esto no sucede puede que el niño adopte unas conductas inapropiadas.
El miedo, la inseguridad, el rechazo y a veces la ira, son algunas de las emociones que se van enquistando hasta formar parte en la personalidad de la persona en su crecimiento.
Esto se puede evitar cuando se permite al niño poder hacer el duelo de asimilación desde el amor y la compasión. Es como si te separas de tu pareja y no te permites hacer el duelo, como si intentas evitar la situación y no la enfrentas. A la larga, eso no resuelto vuelve a tu presente continuamente.
El proceso del duelo no resuelto por el abandono en la infancia, necesita un trabajo grande contigo mismo. Un trabajo intenso con tu niño interno.