Hace muchos años, solía ser alguien que siempre se juntaba para encajar en la imagen que los demás tenían de mí. Me preocupaba mucho lo que los demás pensaran de mí, y estaba constantemente tratando de agradar a todos. Crecí muy marcada por la herida del rechazo y abandono y eso me llevó a inventar miles de Lauras, sin saber quién era realmente, vivía desde esa niña herida.

Pero un día, me di cuenta de que esta no era la forma en la que quería vivir más mi vida. Quería ser yo misma, sin tener que usar máscaras para ocultar mi verdadera personalidad.

Empecé a tomar medidas para empezar a ser más auténtico y honesto conmigo mismo y con los demás. Empecé a decir lo que realmente creía y sentía, en lugar de tratar de ser políticamente correcta todo el tiempo.

Fue un proceso difícil al principio, porque me di cuenta de que muchas personas no estaban acostumbradas a verme de esta manera, y casi, que no me podía reconocerme ni yo misma. 

Ahora, puedo decir con seguridad que me siento mucho más feliz y satisfecha siendo yo misma. Ya no tengo que preocuparme tanto por lo que los demás opinan de mí, y puedo centrarme en vivir mi vida de la forma que realmente quiero.

Si estás pasando algo similar, empieza poco a poco. Tómate el tiempo para descubrir quién eres realmente y qué te hace feliz. Recuerda, ser auténtico no siempre es fácil, pero definitivamente es más gratificante a largo plazo.

Dejar de tener miedo es un proceso que requiere de tiempo y esfuerzo, pero es posible.

Te dejo algunas pautas que me ayudaron mucho.

Identifica el origen de tu miedo: A veces, el miedo puede ser irracional o puede tener raíces profundas en experiencias pasadas. Identificar la causa de tu miedo te ayudará a entenderlo ya trabajar en superarlo. Algo que yo hago a diario es Focusing para llegar a lo más profundo profundo.

Aprende más sobre lo que te asusta: La información puede ser una herramienta muy útil para combatir el miedo. Aprender más sobre lo que te preocupa, ya sea una situación o un recuerdo, puede ayudarte a enfrentarlo con mayor seguridad.

Escucha al miedo: La exposición gradual a la fuente de tu miedo puede ayudarte a reducirlo. Puedes comenzar por pequeñas focalizaciones guiadas. Con mucha paciencia, mucho amor y sin forzar, siempre desde el cariño y la compresión.

Practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración consciente, puede ayudar a reducir la tensión física y mental asociada con el miedo.

Caminar, hacer yoga, correr, ayuda a relajar el cuerpo y la mente, una actividad física que te haga sentir presente y cómoda.

Recuerda que superar el miedo no es fácil, pero es posible. Con el tiempo y la práctica, puedes aprender a manejar tu miedo ya vivir una vida más plena y satisfactoria.