En la era de la autoayuda y el crecimiento personal, parece que la idea de la “gente tóxica” se ha vuelto omnipresente. Todos hemos oído hablar de ellos: las personas que nos agotan, que nos arrastran hacia abajo y que nos llenan de negatividad. Se nos dice que debemos alejarnos de ellos, que debemos dejarlos fuera de nuestras vidas, y que no debemos permitir que su negatividad nos afecte.

Pero, ¿realmente es tan simple como eso?

La verdad es que la mayoría de las veces, la “gente tóxica” no son simplemente personas malvadas o desagradables. Son personas que están lidiando con sus propios problemas, sus propias inseguridades y sus propias luchas internas. Pueden estar sufriendo de ansiedad, depresión, traumas pasados o simplemente estar pasando por un momento difícil en sus vidas. Como seres humanos, todos tenemos momentos en los que somos menos agradables de lo que nos gustaría ser. Todos tenemos momentos en los que podemos parecer “tóxicos” para los demás.

Entonces, ¿Qué podemos hacer en lugar de simplemente alejarnos de estas personas? Primero, es importante reconocer que la toxicidad no es algo con lo que nacemos. La toxicidad es algo que aprendemos y que podemos desaprender.

A menudo se tiende a pensar que las personas toxicas nacen de esa manera y que no pueden cambiar. Sin embargo, la toxicidad es un patrón de comportamiento que se aprende a lo largo de la vida. Puede ser influenciado por diversos factores, como experiencias pasadas, entorno social y cultural, creencias y valores.

Por lo tanto, es importante reconocer que la toxicidad no es una característica innata de una persona, sino un patrón de comportamiento que se puede cambiar. A través de la meditación, Focusing y las prácticas de desarrollo personal, podemos desaprender los patrones tóxicos y reemplazar los con patrones más saludables.

Además, es importante tener en cuenta que la toxicidad no solo afecta a las personas que la ejercen, sino también a quienes la reciben. Las personas que se ven afectadas por relaciones tóxicas pueden experimentar ansiedad, depresión, baja autoestima y otros problemas de salud mental y emocional.

Por lo tanto, es fundamental para nuestra propia salud y bienestar aprender a identificar y evitar situaciones y relaciones tóxicas. Y si nos encontramos en una relación tóxica, es importante tomar medidas para alejarnos y buscar el apoyo adecuado para abordar los problemas subyacentes y superarlos.

Reconocer comportamientos tóxicos en nosotros mismos y en los demás puede ser difícil, especialmente si estamos acostumbrados a ellos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los comportamientos tóxicos pueden tener un impacto significativo en nuestras relaciones y en nuestra salud mental y emocional. Aquí hay algunas señales que pueden indicar comportamientos tóxicos:

  1. Crítica constante: Si eres alguien que critica constantemente a los demás o si eres objeto de críticas constantes, puede ser un signo de toxicidad. La crítica constante puede agotarse y afectar la autoestima de las personas.
  2. Comportamiento controlador: Si trata de controlar lo que los demás hacen o cómo se sienten, esto puede ser un comportamiento tóxico. Este comportamiento puede ser muy dañino para las relaciones y puede hacer que las personas se sientan atrapadas y sin libertad.
  3. Victimización: Si te victimizas constantemente y culpas a los demás por tus problemas, esto puede ser un comportamiento tóxico. Este comportamiento puede hacer que las personas se sientan impotentes y frustradas.
  4. Falta de responsabilidad: Si no asume la responsabilidad por sus acciones y culpas a los demás por lo que sucede, esto puede ser un comportamiento tóxico. Este comportamiento puede hacer que las personas se sientan invalidadas y desanimadas.
  5. Falta de límites: Si no respetas los límites de los demás o si no tienes tus propios límites, esto puede ser un comportamiento tóxico. Este comportamiento puede hacer que las personas se sientan invadidas o abrumadas.
  6. Manipulación: Si tratas de manipular a los demás para que hagan lo que quieras, esto puede ser un comportamiento tóxico. Este comportamiento puede ser muy dañino para las relaciones y puede hacer que las personas se sientan utilizadas.

Si reconoce alguno de estos comportamientos en ti mismo, es importante trabajar en ellos para mejorar tus relaciones y tu salud mental. Si reconoce estos comportamientos en alguien más, es importante establecer límites saludables y considerar si esa relación es beneficiosa para ti.

Una herramienta que puede ser útil es la meditación y el focusing. Estas prácticas nos ayudan a desarrollar la empatía, la compasión y la capacidad de estar presentes con nuestros propios sentimientos y los de los demás.

Cuando meditamos, nos permitimos estar en el momento presente, aceptando todo lo que surge sin juzgarlo. Esto nos permite desarrollar una mayor conciencia de nuestros propios pensamientos y emociones, lo que a su vez nos ayuda a comprender mejor los pensamientos y emociones de los demás. Al practicar la meditación regularmente, podemos desarrollar una mayor capacidad para mantenernos presentes y empáticos incluso en situaciones difíciles.

El focusing es una práctica similar, que se centra en prestar atención a las sensaciones físicas en el cuerpo. Al centrarnos en las sensaciones en nuestro cuerpo, podemos desarrollar una mayor conciencia de nuestras emociones y pensamientos subyacentes. Esto a su vez nos ayuda a comprender mejor lo que está sucediendo dentro de nosotros, lo que nos permite ser más compasivos y empáticos con los demás.

En lugar de simplemente etiquetar a las personas como “tóxicas” y alejarnos de ellas, podemos practicar la empatía y la compasión. Podemos tratar de entender sus perspectivas y ver las cosas desde su punto de vista. Podemos intentar comunicarnos con ellos con compasión y paciencia. Al hacerlo, podemos ser una fuente de apoyo y ayuda para ellos, en lugar de simplemente descartarlos. (dependiendo de cada situación, muchas veces debemos alejarnos para no ser dañados)

En resumen, la idea de la “gente tóxica” puede ser útil en algunas situaciones, pero también puede ser demasiado simplista. En lugar de simplemente alejarnos de las personas que consideramos “tóxicas”, podemos desarrollar nuestra capacidad de empatía y compasión a través de la meditación y el focusing. Al hacerlo, podemos encontrar formas de ayudar y apoyar a aquellos que están luchando, en lugar de simplemente descartarlos.