No se trata de alejarte de lo que te hace daño, muchas veces no se puede. Trata de arreglar lo que está en ti que provoca ese dolor para que se aleje solo. 

Siempre escuchamos esas frases tan bonitas de… “Suelta eso que no es tuyo y serás feliz” o esa otra de “alejarte de personas tóxicas hará que seas feliz”. Seguramente podríamos estar vagando por un sin fin de frases hechas que suenan muy bien, pero, ponerlas en práctica aparte de doler causan miedo.

Plantarse enfrente de ese miedo y escuchar lo que tiene que decir es un acto de mucha valentía, el miedo tiene mucha información y seguramente la mayoría de las cosas no son verdad, pero es lo único que conoce. El miedo, no olvidemos que está continuamente alimentado por la mente y ya sabemos que la mente es bastante manipuladora.

El primer paso es tomar la decisión de poder escuchar qué es lo que nos muestra el miedo y tal vez intente llevarnos con él y enseñarnos todo lo que le pasa a través de nuestro cuerpo, con ansiedad, inseguridad, dolor en alguna parte del cuerpo o incluso con llantos incontrolables, entre otras cosas. 

Mis primeras experiencias de focalización fueron bastante dolorosas, era como enfrentarse a miles de monstruos que vivían dominando mi vida. Tenía que sentir su miedo y el miedo de tener que enfrentarme a ellos. Fue doloroso hasta que aprendí a saber tomar distancia de eso que yo creía que era yo, y en realidad solo conformaba una pequeña parte de mi ser. Cada vez comprendía más el sufrimiento de mis monstruos y estos, se hacían cada vez más pequeños e indefensos, realmente nada de lo que uno piensa es en realidad pero la mente se había hecho poderosa con sus mentiras.

Mis miedos eran gigantes indestructibles, dominaban toda mi vida a sus anchas y actuaban sin mi consentimiento, eran capaces de tomar decisiones y meterme en líos. Comprendí que los miedos son heridas emocionales incrustadas en falsas creencias en nuestro niño interior.

Todo esto me llevó a ver la desconexión que tenía de mi niña interior y del dolor que tenía enquistado durante tantos años. Crecí con bastantes miedos e inseguridades marcados en gran parte por el abandono de mi padre cuando tenía 3 años y todo lo que esto desencadeno a mi alrededor.

Si somos capaces de escuchar y atender nuestras emociones heridas nos van a llevar a la parte más vulnerable que tenemos, el niño interior. Es ahí donde vamos a poder sanar todo. Hagámonos responsables de nuestra propia educación interior y dejemos de culpar a los demás de los problemas que pasan a nuestro alrededor.

La focalización consciente de Focusing nos lleva a nuestro mundo interior, por eso es importante hacer la práctica en compañía para no bloquearse y poder hacer la focalización de una manera adecuada. El objetivo es llenarnos de amor propio y para ello debemos empezar por reconocer y aceptar todas nuestras partes más vulnerables, sincerarnos con nosotros mismos y darnos cuenta que necesitamos un apoyo en este proceso. El camino  parece sencillo, aunque en ocasiones, será difícil ya que aparecen sentimientos o recuerdos que debemos acompañar, aún cuando estos nos pueden hacer mucho daño. Es la única forma de sanar, perdonarnos y tener compasión hacia nosotros mismos, será un acto de amor propio. Limpiaremos todas las creencias limitantes que hemos acumulado durante años.