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EL BOTÓN DE LA MAGIA: La puerta de sanación del niño interior herido
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Cuando lo hacía, el panorama cambiaba por completo. La oscuridad cedía ante una luz reconfortante, la soledad se desvanecía entre abrazos imaginarios, y el miedo se diluía en la presencia de un amor que había anhelado. Me encontraba entonces en un mundo de fantasía, donde cada rincón era acogedor, donde reinaba la paz y donde podía ser yo mismo sin temor ni juicio. El botón de la magia se convirtió en mi refugio, mi santuario, mi válvula de escape. En ese espacio, los problemas se desvanecían, las preocupaciones se desvanecían y yo encontraba la libertad de ser quien realmente era, lejos de las heridas y les traumas que marcaban mi realidad. Recuerdo vívidamente cómo me sumergía en este universo alternativo, dejándome llevar por la imaginación, por los sueños y por la creatividad desbordante. Allí, encontré consuelo en las historias que inventaba y en las pinturas que creaba. Cada pincelada era un susurro de esperanza. Sin embargo, con el tiempo comprendí que este botón de la magia, si bien me salvó en la infancia, también podía convertirse en una cadena que me atara al pasado. Si no enfrentaba mis traumas, si no abrazaba mi dolor y sanaba mis heridas, correría el riesgo de quedarme atrapada en un mundo de fantasía, incapaz de enfrentar la realidad y de asumir la responsabilidad de mi propia vida.
Hoy, gracias a un profundo trabajo interior, he aprendido a equilibrar la magia de mi imaginación con la solidez de la realidad. Aunque sigo disfrutando de la creatividad, de la pintura, del baile y de las historias que Invento, ahora la hago desde un lugar de responsabilidad y consciencia. Ya no escape de la vida, sino que la abrazo con valentía y aceptación, reconociendo que la verdadera magia reside en el poder de transformar nuestra realidad desde el interior.